El Comandante Che Guevara en la Fortaleza de La Cabaña
2014.07.28. 08:16
El 1 de enero de 1959, el dictador cubano General Fulgencio Batista huye hacia Santo Domingo, al amparo del tirano Leónidas Trujillo. El Comandante Ernesto Che Guevara ha liberado Santa Clara de Las Villas. El Ejército Rebelde ha ganado la guerra revolucionaria y el pueblo cubano sale a festejarlo. Fidel Castro ordena al Che marchar hacia La Habana junto a Camilo y tomar la fortaleza de La Cabaña. El Che llega a la fortaleza en la noche del 2 de enero, allí conversa con el sargento del ejército de Batista José Manuel Manresa que terminaría convirtiéndose en secretario personal y amigo del Comandante.
El 13 de enero inaugura una Academia Cultural Militar para seguir con las labores de alfabetización de los campesinos de la Columna 8 Ciro Redondo que el comandaba. Por esa academia pasarán importantes personalidades, entre ellos está el poeta, admirado por el Che, Nicolás Guillén.
Empiezan las primeras tensiones entre EE.UU. y la joven revolución. EE.UU. niega extraditar al senador Masferrer, que huyó en su yate a Miami con 17 millones de dólares malversados; o al teniente de policía, el asesino Ventura. La propaganda antirrevolucionaria es aireada por los medios yanquis; la revista Newsweek titula “La Revolución Cubana fusila indiscriminadamente a sus opositores”.
Aparecen fosas comunes ocultas por Batista, cementerios clandestinos, confesiones de policías asesinos… La investigación da como resultado descubrir que “más de 20.000 muertos es el trágico balance del régimen de Batista”.
Después del triunfo revolucionario, el pueblo está sediento de justicia, han sufrido la tortura y el asesinato a manos de policías, militares y esbirros al servicio de una feroz dictadura, la de Batista. El pueblo quiere ajusticiar a los torturadores y asesinos que andan suelto aún. Hay que tomar una decisión importante para no crear una sangría en las calles de la recién liberada Cuba. Por ello, se forman los Tribunales Revolucionarios, para juzgar a los acusados de crimen durante la dictadura. A semejanza de los Tribunales de Nuremberg que juzgaron a los asesinos nazis.
El Che responde claramente ante el fenómeno de la “justicia por su mano”: “Ustedes ni nadie puede actuar a la libre. Existen tribunales revolucionarios. Si alguno actúa por sí, ordenaré que lo encuentren y le formen juicio.”
El 7 de febrero de 1959 se promulga la Ley Fundamental; en su articulo 25 se recoge la imposibilidad de aplicar la pena de muerte salvo en “los casos de los miembros de las Fuerzas Armadas, de los cuerpos represivos de la Tiranía, de los grupos auxiliares organizados por ésta, de los grupos armados privadamente organizados para defenderla y de los confidentes, por delitos cometidos en pro de la instauración o defensa de la Tiranía derrocada el 31 de diciembre de 1958 (…) las personas culpables de traición o subversión del orden institucional o de espionaje a favor del enemigo en tiempo de guerra con nación extranjera”.
El ex sacerdote J. Arzuaga fue capellán de la Cabaña desde enero a mayo de 1959, él afirmó en el radial “Magazine Cubano” el 17 de diciembre de 2006 que “cuando el Che está de jefe de la Cabaña le da la llave de la Capilla de Santa Bárbara, le dice que se la quede”. Continúa relatando que antes de 1959 el jefe de la Cabaña era el comandante Fernández Miranda (cuñado de Batista) y afirma que este “nunca le dejó ver a ningún preso antibatistiano”. Asevera Arzuaga que la pena capital por fusilamiento se abre en febrero de 1959 – lo corrobora José Vilasuso Rivero, encargado de revisar y preparar los expedientes de los acusados, afirmando que antes del 28 de enero no se ejecutó a nadie – y que los presos que asistió eran “gente del ejército y de la policía de Batista”. En la Cabaña había entre 800-900 presos. Él asistió en los 6 meses que estuvo de capellán a 55 ajusticiados. Concluye que “todos los juicios tenían una revisión para ver si efectivamente valía la pena llevarlos al paredón”.
Muchos reclaman la inocencia del batistiano Sosa Blanco, pero hasta su esposa alegando ser inocente afirma “al perseguir a los rebeldes en la Sierra se pudieron cometer excesos en la aldea donde se escondieron con la ayuda de los campesinos”. Esos excesos fueron torturas a campesinos, bohíos (casas) quemados…
Orlando Borrego es asignado Juez Comisionado de los tribunales revolucionarios, el Jefe de Auditoria era Miguel Ángel Duque Estrada y Víctor Bordón actúo en múltiples ocasiones de Comandante testigo en los fusilamientos. El Che preside la corte de apelaciones.
Como señalan todos, los fallos eran absolutamente justos. La culpabilidad del acusado quedaba muy bien demostrada. El fallo de los juicios se demoraba, se daba mucha importancia al acusado, los juicios podían durar semanas. El Che mandaba revisar los juicios para no condenar a inocentes – la ética revolucionaria ya viene desde la Sierra Maestra donde los prisioneros eran los primeros en comer –; quedó libre el 80% de los acusados.
El Comandante Ernesto Che Guevara, como jefe máximo de la fortaleza, firma las sentencias que se dictan de forma firme –una vez apeladas- por el tribunal.
Desde Miami (EE.UU), los contrarrevolucionarios y nostálgicos de la dictadura, comienzan a llamar al Che “El carnicero de la Cabaña”. Le atribuyen los resultados de las sentencias dictadas y las ejecuciones.
Los datos acerca del número de ajusticiados es variable según la fuente. La llamada “disidencia” cubana no coincide ni en la cifra.
Armando Lago, fundador y creador de Archivos de Cuba (cubaarchive.org) afirma que fueros ejecutados 141 personas, New York Times suma 15 mas pero no da fuentes. Sin embargo la directora ejecutiva de Archivos de Cuba María C. Werlau dice que fueron 79 los ajusticiados durante el mandato del Che en la Cabaña.
Archivos de Cuba es un proyecto de la “Free Society Project, Inc.” Una organización fundada en 2001, con sede en New Jersey (EE.UU.), exenta de impuestos y entre cuyos miembros figuran Ricardo Bofill Pagés (contrarrevolucionario de origen cubano), Dennis K. Hags (embajador EE.UU. en Surinam), Carlos A. Montaner (denotado como ex de la CIA), Otto J. Reich (ex embajador de EE.UU. en Venezuela, ex asistente al Secretario de Estado para los asuntos del Hemisferio Occidental), entre otros.
El recuento de ajusticiados en la fortaleza de La Cabaña durante el mandato del Che (enero-noviembre de 1959) que hace elveraz.com (revista digital opositora a la revolución cubana) determina que fueron 52 los casos, desglosado de la siguiente manera:
- Enero de 1959: 13 (aunque el párroco de la Cabaña en ese mes, J. Arzuaga, dice que no hubo ejecuciones)
- Febrero de 1959: 8
- Marzo de 1959: 15
- Abril de 1959: 2
- Mayo de 1959: 1
- Junio de 1959: El Che se encuentra fuera de Cuba
- Julio de 1959: El Che se encuentra fuera de Cuba
- Agosto de 1959: El Che se encuentra fuera de Cuba
- Septiembre de 1959: 4
- Octubre de 1959: 3
- Noviembre de 1959: 6 (aquí termina el mandato o jefatura del Che Guevara en la fortaleza de La Cabaña)
Luis Lizarralde (párroco de la Cabaña entre mayo y junio de 1959) señala que hubo 15 casos de ejecuciones durante su asistencia.
Si repasamos las cifras ninguna coincide, ni entre los miembros de una misma organización. Lo cierto es que, dando por buena un centenar de sentencias a pena de muerte ejecutadas en La Cabaña, no se condenó a fusilamiento a cerca del 90% de los enjuiciados. Parece bastante extraño que un “carnicero” con potestad para condenar deje vivo a unos 800 presos batistianos; y mas extraño, aún, que se les de sepultura a los ajusticiados.
Estos “disidentes” citan, como “prueba de la crueldad del Che”, una frase descontextualizada que el Comandante formula en la Asamblea General de la ONU el 11 de diciembre de 1964. El texto completo aclara mucho sobre lo que quiere expresar el Guerrillero Heroico:
“Nosotros tenemos que decir aquí lo que es una verdad conocida, que la hemos expresado siempre ante el mundo: fusilamientos, sí, hemos fusilado; fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte. Nosotros sabemos cuál sería el resultado de una batalla perdida y también tienen que saber los gusanos cuál es el resultado de la batalla perdida hoy en Cuba. En esas condiciones nosotros vivimos por la imposición del imperialismo norteamericano. Pero, eso sí: asesinatos no cometemos, como está cometiendo ahora en estos momentos, la policía venezolana que creo recibe el nombre de Digepol, si no estoy mal informado. Esa policía ha cometido una serie de actos de barbarie, de fusilamientos, es decir, asesinatos y después ha tirado los cadáveres en algunos lugares. Esto ha ocurrido contra la persona, por ejemplo, de estudiantes, etc.”
Lo que dice el Che, y que no genera ninguna duda, es que en Cuba se está aplicando la Pena capital (fusilamientos) y se seguirá aplicando “mientras sea necesario”. Y aclara: “Pero, eso sí: asesinatos no cometemos (…)”. Es decir, no equiparar el fusilamiento por ejecución de una condena, por sentencia firme, a pena de muerte; al fusilamiento como asesinato. Cabría otro debate: si se está a favor o no de la pena de muerte; teniendo en cuenta que hablamos del año 1959, no de la actualidad.
Si cambiamos los nombres y la persona, ¿seguirían pensando igual los contrarrevolucionarios? Veamos: si Kennedy hubiera dicho “Silla eléctrica, sí, hemos ejecutado en la silla eléctrica; ejecutamos y seguiremos ejecutando mientras sea necesario (…)” ¿lo considerarían un carnicero confeso, un asesino? Pues bien, aunque Kennedy no dijera esta frase, todo lo que hay en ella es cierto; aún hoy, en el año 2014, se sigue ejecutando a personas en EE.UU. El número de condenados a muerte y ejecutados en Texas desde 1976 son 499. Los condenados a muerte actualmente en EE.UU. a la espera de ejecución: 3.125.
Aunque la propaganda capitalista haya intentado, sin éxito, relegar al Comandante Che Guevara a un mero objeto de mercado; y a pesar de la mentira repetida por los contrarrevolucionarios, el Guerrillero Heroico es el ejemplo supremo. Como dijera el Premio Nóbel de la Paz Nelson Mandela el 26 de julio de 1991 “También honramos al gran Che Guevara, cuyas hazañas revolucionarias –incluso en nuestro continente- fueron de tal magnitud que ningún encargado de censura en la prisión nos la pudo ocultar. La vida del Che es una inspiración para todo ser humano que ame la libertad. Siempre honraremos su memoria.”
[La Republica.es]
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