La invasión de la columna Ciro Redondo encabezada por el Che
2014.05.01. 21:44
Desde el Jíbaro, lugar situado a unos seis kilómetros del poblado Las Mercedes, en la Sierra Maestra, partió el 31 de agosto de 1958 la columna invasora número ocho comandada por Ernesto Che Guevara.
Previo a la salida de la Columna, el Che reunió a más de un centenar de hombres que lo acompañarían en la riesgosa misión y les pidió que patentizaran su disposición o no de realizarla.
Él, según han relatado integrantes de la Columna, habló muy concreto y sobrio sobre la misión que se nos encomendaba. Señaló que era voluntaria, que no se consideraría una cobardía el no querer ir. Argumentó que tal vez el 50 por ciento no pudiera llegar, que el llano no era igual a la Sierra. Luego dio tiempo para pensar y considerar la decisión. Pidió que la respuesta debía ser individual, y agregó que quienes no desearan ir, serían trasladados a otras columnas”.
El Che no explicó en esa oportunidad el lugar exacto hacia donde se trasladarían, aunque si especificó que la misión era muy peligrosa y dura, pero que había que cumplirla aunque llegara un solo hombre.
Precisó que cada hombre debía estar preparado para mandar la Columna, por lo que pudiera pasar y aseguró: “Habrá momentos en que estaremos días dentro del agua y pasaremos sed, pasaremos mucha hambre y podemos caer en cercos del enemigo sin esperanza de recibir refuerzos”.
La Columna ocho encabezada por el Che estuvo integrada por veteranos combatientes del Ejército Rebelde y jóvenes seleccionados de la escuela de reclutas que había funcionado en Minas de Frío en el macizo montañoso de la parte oriental del territorio cubano.
En total la columna que llevó el nombre de Ciro Redondo (expedicionario del Granma y combatiente del Ejército Rebelde que había caído en un enfrentamiento con soldados de la dictadura batistiana en la zona de Mar Verde), estuvo conformada por 140 hombres, divididos en una comandancia y cuatro pelotones.
Unos días antes de la partida del Che, también con el propósito de contribuir al desarrollo de la lucha en las zonas central y occidental cubana, había partido al frente de la columna dos, otro relevante jefe de la tropa rebelde, en este caso se trataba de Camilo Cienfuegos.
Particularmente durante los primeros días de la invasión el Che y Camilo mantuvieron una estrecha coordinación en el avance respectivo que realizaban. Ya después, en el paso por la provincia de Camagüey ambas columnas avanzaron por zonas diferentes.
Los hombres dirigidos por el Che tuvieron que encarar múltiples escollos y el acoso de las fuerzas de la dictadura batistiana. Precisamente cuando transitaban por las peligrosas llanuras camagüeyanas, sin contar con los prácticos necesarios, los integrantes de la columna ocho cayeron en una emboscada.
Algunos años después al detallar sus vivencias de la guerra revolucionaria el Che evocó aquellos días difíciles y heroicos al puntualizar: “La noche del 9 de septiembre, entrando en el lugar conocido por “La Federal”, nuestra vanguardia cayó en una emboscada enemiga, muriendo dos valiosos compañeros; pero, el resultado más lamentable fue el ser localizados por fuerzas enemigas, que de allí en adelante no nos dieron tregua. Tras un corto combate se redujo a la pequeña guarnición que allí había, llevándonos 4 prisioneros. Ahora debemos marchar con mucho cuidado, debido a que la aviación conocía nuestra ruta aproximada”.
El segundo encuentro entre los combatientes de la columna del Che con soldados del régimen dictatorial se produjo en la zona conocida por Cuatro Compañeros también en la provincia de Camagüey el 14 de septiembre de 1958.
Acerca de ello el Che igualmente contó: “Nuestra vanguardia choca con una posta enemiga en el lugar llamado Cuatro Compañeros, y empieza la agotadora batalla. Era el amanecer, y logramos cubrir, con mucho trabajo una gran parte de la tropa, en el mayor cayo de monte que había en la zona, pero el ejército avanzaba por los lados y tuvimos que pelear duramente para hacer factible el paso de algunos rezagados nuestros por una línea férrea, rumbo al monte. La aviación nos localizó entonces, iniciando un bombardeo los B-26, los C-47, los grandes C-3 de observación y las avionetas sobre un área no mayor de 200 metros de flanco”.
A pesar de los momentos de peligro, el hambre y la sed, el agotamiento por las largas caminatas, el desconocimiento del terreno por donde avanzaban y la persecución de las fuerzas de la tiranía, nada pudo impedir que el Che y sus hombres cumplieran adecuadamente la misión y ya a mediados de octubre de 1958 ellos llegaron hasta el entonces territorio de la provincia de Las Villas.
Con respecto a la proeza realizada por el Che y por el Comandante Camilo Cienfuegos, Fidel hizo referencia en un discurso que pronunció en Chile el 26 de noviembre de 1971 al comentar que una vez derrotada la gran ofensiva lanzada por la dictadura batistiana en la provincia de Oriente, entre mayo y agosto de 1958, se decidió llevar a cabo la invasión.
Fidel expresó: “Y fue en esas circunstancias en que se organizaron dos columnas, una al mando de Camilo y otra al mando del Che, equipadas con las mejores armas que podíamos disponer, y que realizaron lo que verdaderamente se puede considerar una proeza: partiendo de la Sierra Maestra, avanzaron hacia el oeste, hacia la provincia de Las Villas, a través de unos 500 kilómetros de territorio llano y muchas veces despoblado.”
Resaltó que ambas columnas “avanzaron en muchas ocasiones combatiendo y tenazmente perseguidas, en terrenos desfavorables, y cumplieron las misiones de llegar hasta el centro de la isla.”
Y en las semanas y meses siguientes el Che con su capacidad y decisión desempeñó un papel de significativa importancia en la organización y desarrollo de la lucha revolucionaria en esta zona de Cuba, al igual que lo había hecho con antelación en el territorio oriental. Además de dirigir acciones combativas realizó una importante labor política.
[Radio Rebelde]
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