El Che, sus anotaciones de diario y su último combate en Bolivia
2014.05.01. 21:39
A través de su vida Ernesto Che Guevara tuvo la costumbre de ir escribiendo sus vivencias y de esta forma se han logrado conservar, en forma de libros, muchos aspectos de su existencia.
Hoy voy a referirme, particularmente, a su diario en Bolivia. El Che hizo anotaciones en el período correspondiente al 7 de noviembre de 1966 y el 7 de octubre de 1967, un día antes de haber librado su último en la Quebrada del Yuro, en Bolivia.
En sus primeros apuntes el Che señaló el 7 de noviembre de 1966: “Hoy comienza una nueva etapa...”
Se refirió así a su estadía en Bolivia, lugar donde había ido, en correspondencia con sus principios internacionalistas, para dar su contribución al desarrollo de la lucha revolucionaria.
En su diario el Che reflejó múltiples temas, entre ellos cómo se fue conformando el grupo guerrillero, las acciones realizadas, los integrantes de la guerrilla que cayeron en los enfrentamientos con los soldados bolivianos, los problemas existentes, la forma de reaccionar de sus compañeros, las características de la zona donde se hallaban y la de los campesinos que habitaban esa región y también se hizo alusión a su situación, de manera esencial acerca del asma que padecía.
En diversas ocasiones en su diario, el Che comentó que el asma seguía en aumento, o que se le habían agotado las medicinas para aliviar ese mal o que casi no tenían comida ni agua.
Pero aún en medio de esas difíciles condiciones, el Che no perdió el optimismo, ni mucho menos su gran sensibilidad.
Y ejemplo de ello es que también en su diario podemos encontrar alusiones que hizo sobre sus seres más queridos en las respectivas fechas de sus cumpleaños.
Así por ejemplo el 24 de noviembre recuerda a su hija Aleida al señalar en la parte final de sus anotaciones: “Cumpleaños de Aliucha”, el 15 de febrero precisa: “Cumpleaños de Hildita(11), el 24 del propio mes también escribe: “Cumpleaños de Ernestito(2), el 20 de mayo precisa Camilo en recordación a su hijo y el 14 de junio detalla Celita igualmente, al evocar a su hija.
Pero también el Che recuerda los respectivos natalicios de otros familiares, entre ellos su madre, Celia de la Serna y su esposa, Aleyda March, respectivamente.
Particularmente me llamó la atención apreciar cómo el Che detalla en su diario su estado de ánimo el día de su cumpleaños, el 14 de junio. Señala en la parte final de sus apuntes correspondientes a este día: “He llegado a los 39 y se acerca inexorablemente una edad que da qué pensar sobre mi futuro guerrillero; por ahora estoy “entero”.
Y quiero destacar algo que pone de relieve la grandeza humana del Che y es lo referido a lo que fue capaz de escribir al dejar constancia en su diario lo que sentía ante la pérdida irreparable de alguien que quiso también como a un hijo, en este caso era el integrantes de la guerrilla Carlos Coello, conocido como Tuma.
El 26 de junio de 1967 en otro enfrentamiento con soldados bolivianos resultó gravemente herido este joven internacionalista cubano que se había relacionado con el Che desde la etapa de la lucha de liberación en Cuba y que después del triunfo de la Revolución permaneció a su lado.
Aunque el Che atendió directamente e hizo todo lo posible por salvar a Tuma, al operarlo en plena selva, se produjo su fallecimiento.
En su diario el Che escribió al comentar la muerte de Tuma: “Con él se me fue un compañero inseparable de todos los últimos años, de una fidelidad a toda prueba y cuya ausencia siento desde ahora casi como la de un hijo.”
El siete de octubre el Che realizó sus últimas anotaciones en su Diario en Bolivia puesto que al día siguiente sostuvo el enfrentamiento con los soldados bolivianos en el cual fue herido y al hallarse su arma inutilizada cayó prisionero y el 9 de octubre fue asesinado.
Los que ordenaron y ejecutaron el crimen, tal vez supusieron que con su eliminación física la trascendencia de su vida y de su obra se iría extinguiendo y ha sido todo lo contrario.
Su imagen, y sobre todo la fuerza de su ejemplo y sus principios, lo mantienen vivo y continúa siendo fuente de motivación.
Acerca de su posible muerte en los nuevos campos de batalla donde había decidido estar en correspondencia con sus principios internacionalista, el Che ya había advertido en un mensaje que elaboró y que saliera en una edición especial de la Revista Tricontinental en abril de 1967: “Si a nosotros, los que en un pequeño punto del mapa del mundo cumplimos el deber que preconizamos y ponemos a disposición de la lucha este poco que nos es permitido dar: nuestras vidas, nuestro sacrificio, nos toca alguno de estos días lanzar el último suspiro sobre cualquier tierra, ya nuestra, regada con nuestra sangre, sépase que hemos medido el alcance de nuestros actos y que no nos consideremos nada más que elementos en el gran ejército del proletariado, pero nos sentimos orgullosos de haber aprendido de la Revolución Cubana y de su gran dirigente máximo la gran lección que emana de su actitud en esta parte del mundo: qué importan los peligros o sacrificios de un hombre o de un pueblo, cuando está en juego el destino de la humanidad”.
[Radio Rebelde]
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