El Che Guevara, el trabajo y el papel de los trabajadores
2014.05.01. 21:25
No sólo a través de discursos o en las visitas que solía realizar con frecuencia a centros de producción, sino sobre todo con la fuerza que emanaba de su ejemplo el Comandante Ernesto Che Guevara puso de manifiesto la significativa importancia que le concedió al trabajo y la labor de los trabajadores.
El Che planteó que era necesario que los trabajadores comprendieran a cabalidad sus tareas como verdaderos creadores de la riqueza del país y también señaló que resultaba importante que estuvieran conscientes que eran los dueños de la producción y, por tanto, laboraban para beneficio de ellos y de toda la sociedad en su conjunto.
Precisamente el Che señaló que la construcción de la sociedad socialista, y su desarrollo, estaba basada en el trabajo de las masas, y en relación con ello aseguró que “nuestra tarea tiene dos caras, la de la heroicidad pura y la del sacrificio en el trabajo de cada día.”
Como se puede apreciar para el Che constituía algo muy relevante no sólo la realización de determinadas hazañas ante la defensa del país, sino también era decisiva la batalla cotidiana que tenía que llevarse a cabo, en forma constante, en lo que respecta al mantenimiento y elevación de la producción y la productividad.
Sobre el papel de los trabajadores en el desarrollo de la nación se refirió en varias intervenciones.
Ya desde el 14 de junio de 1960, en un discurso pronunciado ante un grupo de trabajadores, señaló que una Revolución como la cubana, hecha por voluntad del pueblo y para el pueblo no podía avanzar si no contaba con el apoyo del pueblo.
Resaltó que era necesario que en cada momento de sacrificio se supiera el por qué de dicho sacrificio y alertó que el camino del bienestar colectivo no resultaba fácil, más bien era un camino sumamente difícil.
El 28 de marzo de 1961 al intervenir en Santa Clara en el Primer Encuentro Nacional azucarero el Che tras detallar que para enfrentar cabalmente las acciones del imperialismo norteamericano constituía una necesidad aumentar la conciencia revolucionaria del pueblo, garantizar su unidad y además de poner los fusiles por delante ante cualquier intento de agresión, era imprescindible que había que poner “todos los días el hombro en el trabajo, mejorando las formas de organización y produciendo más.”
En ese año 1961, al hablar en la inauguración de la planta de sulfometales en Santa Lucía, provincia de Pinar del Río, hizo un llamado a sus trabajadores a mantener una actitud de vanguardia y acerca de ello, resaltó: “Nosotros, revolucionarios, debemos dar en cada momento de nuestra vida todo lo que sea posible en beneficio del trabajo fecundo, en beneficio de la revolución que avanza, en beneficio del pueblo, que es todo uno que está al lado nuestro, que está luchando con nosotros hacia el porvenir.”
Varios meses después en la inauguración de otro centro industrial, en este caso la fábrica de galletas “Albert Kunts, en La Habana, el Che manifestó que muy importante era luchar porque la calidad de productos fuese de las mejores. Y con respecto a esto detalló: “Nosotros debemos pensar cada día que trabajamos aquí, que estamos produciendo para que consuma nuestro pueblo, que es como decir: nuestros hermanos, nuestros padres ó nuestros hijos, todo el pueblo de Cuba. Por lo tanto la lucha por la calidad del producto es una lucha revolucionaria y de vanguardia.”
El Che también aprovechó su participación en asambleas y otros encuentros con trabajadores para exponer otras consideraciones en lo referido a la nueva actitud que debía asumirse ante el trabajo y el cumplimiento del deber social.
Por ejemplo al intervenir el 6 de enero de 1962 en la asamblea general de los trabajadores portuarios celebrada en el Espigón número uno “Margarito Iglesias”, en La Habana, expresó que la tarea de la producción y de la construcción del país requería del esfuerzo de todos y se refirió a la necesidad de luchar contra el mal del ausentismo en los centros de producción.
Y también le planteó a los trabajadores: “Eso es lo que nosotros tenemos que lograr, compañeros: la conciencia de nuestros deberes, el olvidarnos un poco de nosotros mismos, olvidarnos de nuestro pequeño círculo, y trabajar y rendir más por todos los que esperan de nosotros.”
En otra de sus intervenciones, en este caso al hablar en el acto de homenaje a los técnicos y obreros más destacados en el primer trimestre de 1962, realizado en el hotel Habana Libre, el 30 de abril de ese año, el Che resaltó que la clase obrera tenía la misión fundamental de dirigir la construcción del socialismo y desarrollar las posibilidades del país.
Y al dar respuesta a las interrogantes que planteó acerca de cuál era el deber de la clase obrera y a través de qué expresión se va a crear el Estado socialista, el Che señaló: “Está claro que a través del trabajo. Está claro que el trabajo va a ser lo que cree las riquezas a nuestro Estado, y lo que le dé nuevas características para ir cambiando su aspecto actual. El trabajo, entonces, debe ser la señal del revolucionario. Y el trabajo debe ser tomado por todos como el deber fundamental.”
Para el Che la clase trabajadora es la que hace la historia día a día mediante el trabajo y la lucha cotidiana.
Concibió al trabajo como una necesidad moral y dijo que debía ser algo al cual se vaya cada mañana, cada tarde o cada noche con entusiasmo e interés renovado.
Precisamente en un discurso pronunciado el 21 de agosto de 1962, en el acto de homenaje a trabajadores destacados, igualmente expresó: “Tenemos que aprender a sacar del trabajo lo que tiene de interesante o lo que tiene de creador, a conocer el más mínimo secreto de la máquina o del proceso en el que nos toca trabajar.”
Según detalló el Che en otro de sus discursos, exactamente el 11 de enero de 1964, la actitud de un revolucionario frente a la vida es mostrar con el ejemplo el camino que hay que seguir, es llegar a las masas con el propio ejemplo, cualesquiera que sean las dificultades del camino por vencer.
Y él llamó a los trabajadores de vanguardia a contagiar a todos los que estaban a su alrededor a hacer que imperase el espíritu de ir hacia delante y vencer todos los obstáculos.
Consecuente con lo que fuera capaz de proclamar actuó el Che como activo constructor de la sociedad socialista en Cuba.
Fue un infatigable trabajador no sólo cumpliendo a cabalidad las responsabilidades que le fueron encomendadas sino también al realizar diversas jornadas voluntarias en la construcción, en áreas cañeras, en zonas portuarias y en centros industriales.
Y un ejemplo elocuente de ello es que tanto el Che como otros de los principales dirigentes del Ministerio de Industrias recibieron en unión de un grupo de trabajadores, el certificado de trabajo comunista por haber laborado durante el primer semestre de 1964 un total de 240 horas de trabajo voluntario como mínimo en el citado período.
En esa oportunidad al hablar en el acto efectuado en La Habana el 15 de agosto de 1964, el Che destacó la trascendencia que tenía esa nueva actitud ante el trabajo que se ponía de manifiesto en el seno de la sociedad cubana Y en ese instante significativo de la Revolución Cubana, también patentizó algo que a través del tiempo ha tenido plena vigencia y significación, puesto que él resaltó que todavía los días difíciles no habían pasado, ni en el terreno de la economía, ni en lo que respecta al peligro de otras agresiones militares. E igualmente aseveró con particular relevancia: “Son días verdaderamente difíciles, pero dignos de ser vividos.”
[Radio Rebelde]
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