Che's farewell letter to Fidel Castro
2013.11.27. 16:13
"Year of Agriculture"
Havana, April 1, 1965
Fidel,
At this moment I remember many things — when I met you in Maria Antonia's house, when you proposed I come along, all the tensions involved in the preparations. One day they came by and asked who should be notified in case of death, and the real possibility of it struck us all. Later we knew it was true, that in a revolution one wins or dies (if it is a real one). Many comrades fell along the way to victory.
Today everything has a less dramatic tone, because we are more mature, but the event repeats itself. I feel that I have fulfilled the part of my duty that tied me to the Cuban revolution in its territory, and I say farewell to you, to the comrades, to your people, who now are mine.
I formally resign my positions in the leadership of the party, my post as minister, my rank of commander, and my Cuban citizenship. Nothing legal binds me to Cuba. The only ties are of another nature-those that cannot be broken as can appointments to posts.
Reviewing my past life, I believe I have worked with sufficient integrity and dedication to consolidate the revolutionary triumph. My only serious failing was not having had more confidence in you from the first moments in the Sierra Maestra, and not having understood quickly enough your qualities as a leader and a revolutionary.
I have lived magnificent days, and at your side I felt the pride of belonging to our people in the brilliant yet sad days of the Caribbean crisis." Seldom has a statesman been more brilliant as you were in those days. I am also proud of having followed you without hesitation, of having identified with your way of thinking and of seeing and appraising dangers and principles.
Other nations of the world summon my modest efforts of assistance. I can do that which is denied you due to your responsibility at head of Cuba, and the time has come for us to part.
You should know that I do so with a mixture of joy and sorrow. I leave here the purest of my hopes as a builder and the dearest of those I hold dear. And I leave a people who received me as a son. That wounds a part of my spirit. I carry to new battlefronts the faith that you taught me, the revolutionary spirit of my people, the feeling of fulfilling the most sacred of duties: to fight against imperialism wherever one may be. This is a source of strength, and more than heals the deepest of wounds.
I state once more that I free Cuba from all responsibility, except that which stems from its example. If my final hour finds me under other skies, my last thought will be of this people and especially of you. I am grateful for your teaching and your example, to which I shall try to be faithful up to the final consequences of my acts.
I have always been identified with the foreign policy of our revolution, and I continue to be. Wherever I am, I will feel the responsibility of being a Cuban revolutionary, and I shall behave as such. I am not sorry that I leave nothing material to my wife and children; I am happy it is that way. I ask nothing for them, as the state will provide them with enough to live on and receive an education.
I would have many things to say to you and to our people, but I feel they are unnecessary. Words cannot express what I would like them to, and there is no point in scribbling pages.
Ever onward to victory!
Homeland or Death!
I embrace you with all my revolutionary fervour.
Che
[The original letter in Spanish]
"Ańo de la Agricultura"
Habana
Fidel:
Me recuerdo en esta hora de muchas cosas, de cuando te conocí en casa de María Antonia, de cuando me propusiste venir, de toda la tensión de los preparativos.
Un día pasaron preguntando a quién se debía avisar en caso de muerte y la posibilidad real del hecho nos golpeó a todos. Después supimos que era cierto, que en una revolución se triunfa o se muere (si es verdadera). Muchos compańeros quedaron a lo largo del camino hacia la victoria.
Hoy todo tiene un tono menos dramático porque somos más maduros, pero el hecho se repite. Siento que he cumplido la parte de mi deber que me ataba a la Revolución cubana en su territorio y me despido de ti, de los compańeros, de tu pueblo que ya es mío.
Hago formal renuncia de mis cargos en la Direccón del Partido, de mi puesto de Ministro, de mi grado de Comandante, de mi condición de cubano. Nada legal me ata a Cuba, sólo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos.
Haciendo un recuento de mi vida pasada creo haber trabajado con suficiente honradez y dedicación para consolidar el triunfo revolucionario.
Mi única falta de alguna gravedad es no haber confiado más en ti desde los primeros momentos de la Sierra Maestra y no haber comprendido con suficiente celeridad tus cualidades de conductor y de revolucionario.
He vivido días magníficos y sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la Crisis del Caribe.
Pocas veces brilló más alto un estadista que en esos días, me enorgullezco también de haberte seguido sin vacilaciones, identificado con tu manera de pensar y de ver y apreciar los peligros y los principios.
Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos. Yo puedo hacer lo que te está negado por tu responsabilidad al frente de Cuba y llegó la hora de separarnos.
Sépase que lo hago con una mezcla de alegría y dolor, aquí dejo lo más puro de mis esperanzas de constructor y lo más querido entre mis seres queridos... y dejo un pueblo que me admitió como un hijo; eso lacera una parte de mi espíritu. En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes; luchar contra el imperialismo dondequiera que esté; esto reconforta y cura con creces cualquier desgarradura.
Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane de su ejemplo. Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para ti. Que te doy las gracias por tus enseńanzas y tu ejemplo al que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos. Que he estado identificado siempre con la política exterior de nuestra Revolución y lo sigo estando. Que en dondequiera que me pare sentiré la responsabilidad de ser revolucionario cubano, y como tal actuaré. Que no dejo a mis hijos y mi mujer nada material y no me apena: me alegra que así sea. Que no pido nada para ellos pues el Estado les dará lo suficiente para vivir y educarse.
Tendría muchas cosas que decirte a ti y a nuestro pueblo, pero siento que son innecesarias, las palabras no pueden expresar lo que yo quisiera, y no vale la pena emborronar cuartillas.
Hasta la victoria siempre, Patria o Muerte!
Te abraza con todo fervor revolucionario,
Che
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